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Desde que comenzó el confinamiento derivado de la enfermedad pandémica del COVID-19, cada vez son más las personas que deben quedarse en casa trabajando. Sin embargo, como hay muchas personas que no podían trabajar desde casa, se han visto obligadas a generar su propio trabajo.
Por lo tanto, es muy importante que sepas, en los tiempos que corren, qué es concretamente un emprendedor de responsabilidad limitada, sobre todo si tienes pensado convertirte en uno.
Si decides convertirte en autónomo, debes tener en cuenta que en caso de que tengas que responder a posibles deudas derivadas de tu empresa, tendrás que hacerlo con tu patrimonio personal. ¿O no? Esto pasa en los casos en los que se tiene una responsabilidad sin límites en un negocio.
No obstante, podemos salvaguardarnos a nosotros mismos desde el momento en el que nos damos de alta. A continuación, pasamos a explicar qué es un empresario de responsabilidad limitada y cómo estar en esta categoría puede servirte.
Emprendedor de responsabilidad limitada: significado
Un emprendedor de este tipo se trata de una persona física que lleva adelante una actividad con fines lucrativos. Esta función tiene que ser desempeñada de forma personal, directa, habitual y por cuenta propia. O sea, que no dependa de nadie.
Es el claro ejemplo de personas que deciden hacerse freelance como pueden ser los influencers o los copywritters.
Como adelantábamos antes, este tipo de emprendedor no tiene que responder con su propio capital en el caso de que existen deudas por saldar por parte de su empresa. Este límite es la vivienda habitual.
En caso de que tengas una propiedad a tu nombre, puedes poner como límite que, en caso de que las deudas te ahogaran no podrían tocar tu casa. Sí, es una faena perder tus ahorros o cualquier otra cosa de valor, pero la casa se quedará contigo.
Sin embargo, imagínate que cayeras en bancarrota y tuvieras que responder no solo con tu casa, sino también con todos tus ahorros o el coche incluido. Poniéndonos en la peor de las situaciones, este sería el mal menor.
Sin embargo, no puede ser cualquier vivienda, tiene que estar vinculada a la actividad profesional del emprendedor. Vamos que tienes que trabajar desde tu casa o si no nada.
La propiedad no puede valer más 300. 000 euros. Se podría ascender hasta 450.000 en el caso de que la persona viviera en un municipio que tiene más de un millón de habitantes, como es el caso de Madrid.
Si deseas tener esta categoría, la vivienda tiene que figurar desde el primer momento en el que el autónomo se inscribe en el Registro de la Propiedad.
En el caso de que la vivienda que se ponga como límite se compartiera con el cónyuge, este solo afectaría al porcentaje que se tiene compartido con la otra parte implicada.
Cómo inscribirme para ser emprendedor de responsabilidad limitada
Para constituirte como emprendedor de responsabilidad limitada, tienes que manifestar ante notario que tienes este deseo. Además, deberás especificar cuál es la actividad que vas a llevar a cabo y la dirección exacta de tu propiedad.
Hecho esto, tienes que completar la instancia correspondiente y llevarla ante el Registro Mercantil. En caso de que no hayas inscrito la vivienda en el Registro de la Propiedad, es hora de que lo hagas.
Esto debería de hacerse siempre que adquirimos un inmueble, pero hay gente que lo va dejando y al final no lo hace hasta que tiene que realizar un trámite como este.
Responsabilidad limitada: características
Exceptuando lo que ya hemos explicado, ser un emprendedor de este tipo es algo muy similar al resto de autónomos. Sin embargo, hay una serie de características que podemos destacar.
Tiene control absoluto sobre su actividad empresarial. En este caso, la personalidad jurídica será la misma que el empresario. El capital que se aporte para que el negocio crezca será establecida por el emprendedor.
Presta atención a que en toda la documentación que te den siempre quede estipulado qué categoría eres. Las siglas habituales son ERL seguido de tu nombre y apellidos.
Por otro lado, en esta categoría, el emprendedor está obligado a someter sus cuentas anuales a auditoría y depositarlas en el Registro Mercantil.